El éxito de una empresa comienza por el ambiente que se respira dentro de la misma. No hace falta que conviertas tu centro de trabajo en la Casa de la Pradera, pero si su aspecto es más parecido al de un campo de minas, deberías empezar a preocuparte. Te ofrecemos 13 tips que te ayudarán a mejorar el ambiente en tu centro de trabajo y conseguir que tus empleados lo den todo en su día a día con una gran sonrisa.

1.Haz que tu gente se sienta parte de la empresa.

Si tus empleados no se perciben como parte de un equipo, difícilmente trabajarán como tal, no les va a importar alcanzar un objetivo común y mucho menos el futuro de la empresa. No hace falta que les compres a todos una taza con su nombre, ni una camiseta del mismo color con un número a la espalda. Para conseguir que se sientan parte de un todo, debes explicarles cuáles son los objetivos de la empresa, ser lo más transparente posible y conseguir que todos entiendan cuál es la importancia de su trabajo para alcanzar dichas metas.

2. Genera buen ambiente.

No seas sieso. Crea cercanía con tus empleados y promueve que la tengan entre sí. Una empresa en la que todos se llaman de usted y por el apellido recuerda demasiado a una película ambientada en los años 30. Blanco y negro, maletines de cuero, gente estirada y mucha seriedad, ya sabes.

3. Crea unas buenas condiciones de trabajo.

Tus empleados deben disponer de las herramientas tecnológicas adecuadas para hacer bien su trabajo (hacer contabilidad con un ábaco en el Siglo XXI no es una buena idea…). Pero no sólo eso, también deben tener algunos elementos básicos que hagan más agradable su estancia en el centro de trabajo: un microondas, una cafetera, una neverita, un sillón que dé masajes… (bueno, esto último es opcional).

4. Permite que tomen decisiones.

¿No te fías ni de tu sombra? ¿Te gusta controlar hasta el último número y la última letra que se escribe en tu empresa? Empleados maniatados y que tienen que pedir permiso hasta para ir al cuarto de baño es igual a empleados lentos e infelices. Al principio cuesta pero…¡Aprende a delegar un poco!

5. Deja hablar a tus trabajadores.

Seguro que tu gente tiene muchas buenas sugerencias que podrían ayudar a que tu negocio funcionara muchísimo mejor. Recuerda que no sólo conocen el día a día de tu empresa, sino que están en contacto directo con tus clientes y conocen mejor que nadie sus problemas y opiniones acerca del negocio. Escúchales y todos saldréis ganando: ellos se sentirán más valorados al ser escuchados y tu empresa se beneficiará de sus aportaciones.

6. Fomenta su participación.

Pero no sólo se trata de dejar hablar a tu gente, sino que tienes que comenzar incentivándoles poco a poco para que se sientan con ánimos de hacerlo. Muéstrate accesible. Hay muchas formas de conseguirlo; reuniones semanales o mensuales (mejor sin son breves), una pizarra en la que dejar notas, un correo electrónico para dejar sugerencias e incluso actividades fuera de la oficina para fomentar el trabajo en equipo.

7. Crea un horario flexible.

Aunque a veces se te olvide, ¡tus empleados también tienen una vida! Por eso, valorarán muchísimo una mayor flexibilidad en sus horas de entrada y salida, que les permita conciliar el trabajo con su vida familiar y personal, y no sentir la opresión de tener que cumplir un horario estricto y a rajatabla.

8. Felicita a tus empleados.

A todos nos gusta que nos reconozcan el trabajo bien hecho (a ti también) y además no cuesta nada hacerlo. Busca las palabras adecuadas y dora un poco la píldora a tus empleados. Una alabanza a tiempo puede ser el combustible necesario para que el próximo proyecto se ponga en marcha con el máximo empuje.

9. Forma a tus empleados.

La formación de tus empleados no sólo es imprescindible para que sepan cómo hacer bien su trabajo, sino que les proporcionará dosis extra de ánimo. No entender del todo bien lo que estás haciendo es un poco desesperante y genera inseguridades; conocer tu trabajo lo hace mucho más ameno y satisfactorio.

10. Integra a la gente nueva en el equipo.

La entrada en un nuevo trabajo puede determinar en gran parte las sensaciones y sentimientos del nuevo empleado en las semanas posteriores. Intenta que tanto tu gente como tú, le recibáis con los brazos abiertos, y hacerle sentir que desde el primer instante ya forma parte del proyecto común.

11. Valora salarialmente a tus trabajadores.

Esto puede ser una obviedad: la mayor parte de la gente trabaja, en primera o en última instancia, por dinero. Recuerda que en el Siglo XXI, el dinero sigue siendo necesario para obtener bienes y servicios, y que si tus empleados no lo recibieran a cambio de su trabajo probablemente te encontrarías muy muy solo. Motívalos también a través de un reconocimiento salarial justo y harás que tengan más ganas de seguir contigo. Además si es posible, premia a los trabajadores con pequeñas subidas de sueldo o con primas por beneficios, seguro que todos te lo agradecerán.

12. Ofrece incentivos.

Además de tener un salario justo, el trabajador también agradece estímulos puntuales que recompensen el trabajo bien hecho. Pueden tener varias formas (una paga extra, días libres, un viaje…); ten en cuenta lo que más podría convenir a un trabajador -una madre de familia numerosa igual no tiene mucha disponibilidad para irse una semana al Caribe- y ofréceselo.

13. Genera expectativas de futuro.

Aunque hay personas que se sienten cómodas haciendo siempre lo mismo, hay otras que necesitan notar que están progresando dentro de la empresa. Ofrece un plan laboral que permita generar expectativas de crecer, tanto a nivel profesional como económico, y evitarás tener trabajadores desmotivados.

Si instauras todos estos cambios conseguirás que tus empleados te quieran mucho, muchísimo, o por lo menos que acudir cada día a su puesto de trabajo no sea un suplicio, sino una manera digna de ganarse la vida y llenarse profesionalmente hablando. ¿A qué esperas?

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